En términos generales, hay dos tipos de subastas: las subastas de venta de patrimonio y las subastas a consignación.
En las subastas de venta de patrimonio, el albacea del patrimonio de un individuo vende los artículos que se subastarán (incluyendo las armas de fuego). Las armas de fuego pertenecen al albacea y es este quien tiene la posesión. Los herederos del patrimonio controlan las armas de fuego y la venta la realizan estos mismos. El subastador actúa como agente del albacea y lo ayuda a buscar compradores para las armas de fuego. En estos casos, el subastador no actuaría como un distribuidor de armas de fuego en la operación y no necesitaría una licencia. Un subastador que cuente con licencia puede realizar esta función fuera de su localidad autorizada.
En las subastas a consignación, el subastador a menudo toma posesión de las armas de fuego antes de la subasta. Por lo general, se hace un inventario de estas armas de fuego, se las evalúa y se etiquetan para su identificación. Las armas de fuego pertenecen a individuos que han hecho un acuerdo de consignación con el subastador que le otorga a este la autoridad para vender las armas de fuego. El subastador, por lo tanto, tiene la posesión y el control de las armas de fuego. En estos casos, el subastador generalmente debería tener una licencia. Si no está seguro de si necesita una licencia en una situación particular de subasta a consignación, comuníquese con la oficina local de la ATF.